miércoles, 2 de marzo de 2016

Reproducción Humana III

GAMETOS

Los vertebrados producen heterogametos, es decir, óvulos y espermatozoides que se diferencian entre si por su tamaño, estructura y comportamiento.
La siguiente descripción se refiere, principalmente, a las características más importantes de los gametos de la especie humana.


ESPERMATOZOIDE

El espermatozoide es siempre una célula móvil muy pequeña y desprovista virtualmente de reservas nutricias. Su capacidad de movimiento le permite cubrir distancias relativamente grandes para participar con el óvulo, en el proceso de fecundación. La función más obvia del gameto masculino es contribuir a la formación del núcleo diploide del huevo o cigoto, aportando los n cromosomas de su núcleo haploide o pronúcleo masculino. Además, al ponerse en contacto con la cubierta del óvulo, proporciona la activación necesaria para que el gameto femenino inicie los cambios que conducirán al desarrollo embrionario.

Típicamente, un espermatozoide consta de tres partes: cabeza, segmento intermedio y cola. La cabeza está constituida casi enteramente por el pronúcleo masculino, masa densa de ADN que contiene la información hereditaria del origen paterno. La cantidad de ADN presente en el espermatozoide es constante y corresponde a la mitad de la encontrada en las células somáticas del individuo. El extremo libre de la cabeza lleva un casquete acrosoma, especie de vesícula llena de enzimas, las cuales facilitan la entrada del espermatozoide en el óvulo. El acrosoma deriva del aparato de Golgi.

La vida de los espermatozoides es, en general, tan breve como la de los óvulos. En la especie humana, por ejemplo, la fertilidad del gameto masculino no dura más de dos días. Si se hace descender la temperatura del medio que circunda a los espermatozoides, éstos disminuyen su actividad y pueden vivir más tiempo. Tal hecho ha permitido desarrollar ciertas técnicas para conservar, por enfriamiento, los espermatozoides de algunos vertebrados superiores, de modo que se les pueda utilizar, posteriormente en un proceso de inseminación artificial. Como se sabe, la inseminación artificial consiste en hacer llegar los espermatozoides al óvulo mediante instrumentos, sin la intervención del macho. Su empleo en ganadería ha significado un gran avance para la producción animal. Ahora también se usa en medicina humana para la fecundación del óvulo en casos irreparables de esterilidad femenina.

El segmento intermedio lleva dos centríolos y una gran cantidad de mitocondrias; éstas proporcionan la cantidad de energia requerida para ejecutar los movimientos ondulantes de la cola. Uno de los centríolos guía la construcción del huso, después que se ha llevado a efecto la fecundación; el otro centríolo lo contribuye a formar la cola.

La cola incluye el grupo de filamentos contráctiles, cuya actividad produce un movimiento similar al de un látigo, capaz de impulsar el espermatozoide a una velocidad de 1 a 4 mm/seg.




ÓVULO

En comparación con el espermatozoide, el óvulo es una célula grande, relativamente inmóvil, provista de núcleo haploide (pronúcleo femenino), citoplasma y cantidades variables de viteio, alimento de reserva destinado a la nutrición del embrión. Con tales características, el óvulo puede cumplir eficientemente las funciones que le corresponden: aportar la mitad del número de cromosomas que constituirán el núcleo del diploide del huevo; suministrar casi todo el citoplasma al fusionarse con el espermatozoide, y proporcionar las reservas para el desarrollo del embrión.




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